Durante el año 1900, en Barcelona, un hombre viaja en tranvía y habla con una callada señora de las ventajas de la electricidad y los avances en tecnología, y le cuenta la anécdota de un fantasma, el espíritu de un trabajador del tranvía que murió (al parecer) en la lucha de sus derechos, y que tuvo la desvergüenza de enfrentarse al tranvía, a la empresa del tranvía y la propia Ciudad Condal después de muerto, desafiando con su anacrónico estado fantasmal al avance del mundo tecnólogico y científico... El final, como en todo cuento de fantasmas, tiene miga.
Este es uno de los ejemplos de las historias cortas teatrales de este volumen, que recorren la geografía de aquella España del año 1900, úlitmo del Siglo XIX. Desde Asturias y Galicia, hasta Valencia, pasando por Barcelona y Madrid, en cada corto teatral se enfrenta la tradición al nuevo Siglo que asoma, y que terminará por ser un Cambalache, tal y como explicó Discépolo en su tango inmortal.