Standaard Boekhandel gebruikt cookies en gelijkaardige technologieën om de website goed te laten werken en je een betere surfervaring te bezorgen.
Hieronder kan je kiezen welke cookies je wilt inschakelen:
Technische en functionele cookies
Deze cookies zijn essentieel om de website goed te laten functioneren, en laten je toe om bijvoorbeeld in te loggen. Je kan deze cookies niet uitschakelen.
Analytische cookies
Deze cookies verzamelen anonieme informatie over het gebruik van onze website. Op die manier kunnen we de website beter afstemmen op de behoeften van de gebruikers.
Marketingcookies
Deze cookies delen je gedrag op onze website met externe partijen, zodat je op externe platformen relevantere advertenties van Standaard Boekhandel te zien krijgt.
Je kan maximaal 250 producten tegelijk aan je winkelmandje toevoegen. Verwijdere enkele producten uit je winkelmandje, of splits je bestelling op in meerdere bestellingen.
Últimas esperanzas es el manifiesto vital de Amador Paneque. Escritor fracasado y apátrida. Con varios matrimonios a sus espaldas. Residente en Mongolia, habiendo sido esta su postrera parada tras un descarnado periplo de más de una década por la Asia más paupérrima. Sin dinero ni ingresos fijos. En la antesala de la mendicidad y la decrepitud física. Quien a sus 45 años decide descerrajar su última bala para pasar a la historia de la literatura. Y todo ello con su novela definitiva, publicada en España, de la que apenas se vendieron unas docenas de ejemplares: un libro auténtico y puro donde narra la claustrofobia de una mendiga y puta que ejerce sus dos labores siempre en la misma avenida. Gracias a una adinerada mecenas, sexagenaria y devota, que le provee de un apartamento en Manhattan con una bodega repleta, además de algunos contactos, se lanza a la tarea de conseguir un editor que le publique en Estados Unidos. Un desmesurado torbellino de pureza, misantropía, desencuentros, enamoramientos efímeros nunca manifestados, sesiones de sadomasoquismo, travestis desdentados, préstamos a fondo perdido, perpetuas disfunciones eréctiles, coqueteos homosexuales y siempre abocado al alcoholismo más desmesurado con un viejo ejemplar de poemas de Maiakovski bajo el brazo. Porque, como se pregunta el propio Amador, «¿qué es la vida? ¿Llegar a la vejez arrodillado y pidiendo perdón? ¿O morir con 51 entre vítores y envidias?».Joaquín Campos (Málaga, 1974). Poeta y escritor. Siempre ambicionó unos versos de Nazim Hikmet que rezan: «Nací en 1902. / Jamás he vuelto a mi ciudad natal». Actualmente, mientras asume su fracaso, se apacienta en el volcánico y macaronésico archipiélago de Cabo Verde, donde escribe y cocina a destajo su perpetuo desembarco literario.