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Todo el mundo puede ser ANTIFA es la respuesta a los discursos de odio que, en los últimos tiempos, intentan polarizar y fragmentar nuestra sociedad. Estamos viendo que vuelven ideas y comportamientos muy parecidos a los que tuvieron los fascismos clásicos. Discursos basados en el odio hacia las minorías y hacia colectivos oprimidos, y que defienden la hegemonía privilegiada de siempre. Ante esto, no tomar posición es dejar que sigan avanzando. Todo el mundo puede ser ANTIFA insta a declararnos categóricamente antifascistas. Un movimiento muchas veces desprestigiado y reducido a marginal, radical y violento, pero que, en realidad, lo que pretende es hacer de este mundo un lugar mejor. Este libro da ejemplos y muestra formas de luchar contra el fascismo que no implican la confrontación física, pero que, a la vez, son rotunda e innegablemente antifascistas. Todo el mundo, tenga la edad, el tiempo o las posibilidades que tenga, puede encontrar su forma de participar en esta lucha. Y así debe ser, porque nos necesitamos a todas. Porque todo el mundo puede -y debería- ser antifa. El fascismo no se cura leyendo. El fascismo no se cura viajando. El fascismo se cura combatiéndolo en todos los frentes posibles. Mi abuela puede declararse antifascista, pero probablemente no irá a reventar una manifestación neonazi. Mi hermano podría, pero igual no quiere implicarse tanto, ya sea por tiempo, por exposición o por el motivo que sea. ¿Esto significa que deben quedarse fuera de esta lucha? En absoluto. Ambos pueden llevar a cabo acciones innegablemente antifascistas. Lo deja muy claro el compañero Paul, de un grupo antifa de Reino Unido: "A la hora de decidir las tácticas más eficaces hay que estar más abierto a la idea del antifascismo de espectro completo, sin hacer de la violencia un fetiche. Lo más importante es ganar".