
Los primeros cuentos de este libro fueron concebidos desde la temprana adolescencia del autor, cuando sorprendió a sus docentes con el cuento La Torre, que conllevaría a un prohibición de acceso al campanario de la Iglesia más alta de Bucaramanga en el colegio San Pedro Claver.
Inspirados en leyendas urbanas y crónicas judiciales, Hugo presenta, a través de historias de suspenso salpicados de farsa y adulación, un estudio etnográfico-fantástico de la violencia que aún carcome a la tierra de El Dorado.
Crónicas irónicas de descendientes de piratas y conquistadores, de colonos y buscadores de tesoros, facinerosos que poblaron aquella región indomable que es el centro de América, madre de la selva que impidió el contacto entre incas y aztecas. Pues Colombia ha sido la finis terrae de antepasados que sobreviven encarnados en los caminos de Santander.
La alusión a Dublinesses de James Joyce no es mera coincidenica; como el autor irlandés, Hugo ha vivido la mayor parte de su vida profesional en el exilio.
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