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Nuestro Howard Zinn –porque así lo consideramos: un escritor afectivamente muy nuestro– da en esta pieza una muestra más, y muy relevante, de su gran talento como autor dramático: una virtualidad que ya va unida estrechamente a su condición primordial de gran historiador independiente y desmitificador. He aquí, pues, una expresión dramática situada en una línea original de teatro político, que resulta ser, paradójicamente, tan rigurosa en el plano de la realidad histórica y del pensamiento, como imaginativa, y hasta libertaria, en el de la expresión teatral. Así, una situación imposible –la vuelta de Marx en persona a nuestro mundo actual– se convierte en el vehículo de una crítica a la presunta muerte del pensamiento “marxiano”, en el campo del neoliberalismo imperialista de hoy. Marx obtiene un permiso para volver a la Tierra, y, por un error burocrático, aparece en el Soho de Nueva York (en lugar de en Londres). Allí se revela, en un monólogo gracioso, chispeante, que el pensamiento de Karl Marx está muy vivo y disponible para una revolución futura. Zinn es autor de numerosos libros, como El Lector de Zinn, el autobiográfico Nadie es Neutral en un Tren en Marcha y la obra de teatro Emma. “Zinn es simplemente –ha dicho Elisabeth Martínez en una crítica de esta obrita– un tesoro nacional”.