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Silvia tiene más de cincuenta años, el mismo aire que las mujeres de los cuadros de Hopper y un cáncer inoperable. Ha vendido todo lo que tenía para pasar lo que le queda de vida a orillas del mar en una ciudad al otro lado del mundo. Javier, un joven fotógrafo, cuida a Julio, un niño que le pide siempre contar cuentos de piratas y hacer fotos a las palabras. La inesperada historia de amor entre Silvia y Javier y la singular familia que ambos forman con Julio es un aprendizaje desesperado de la felicidad y, para Silvia, la ocasión de poder reinventarse su infancia, cuando jugaba a vender tiempo a cambio de caramelos. La vendedora de tiempo quiere ser una narración vitalista, en la que pasan historias, muchas historias, y los últimos destellos de la vida se exprimen como naranjas. Silvia vive una sexualidad espléndida e intensa y se aferra al cuerpo, al mar y al poder salvador de la ficción. «¿De dónde viene Ioana Gruia con el aroma nuevo de su poesía y su narrativa? De una parte viene de la misma frontera desde donde escribieron Conrad, Beckett, Nabokov y otros escritores extraterritoriales que eligieron sus lenguas literarias. Por otro lado, viene de la gran literatura rumana, una tradición que hoy podemos disfrutar gracias a las obras de Mateiu Caragiale, Norman Manea, Varujan Vosganian, Mircea Cartarescu o Mihail Sebastian, cada vez más leídas y traducidas a nuestro idioma. Sin embargo, lo mejor es que Ioana Gruia -como Max Aub o Máximo José Kahn- vino al español para quedarse y hechizarnos con sus poemas, relatos y novelas, inquietantes y bellos como las leyendas rumanas». Fernando Iwasaki Ioana Gruia (Bucarest, 1978). Es investigadora y docente de literatura comparada en la Universidad de Granada. En 2011 ganó el Premio de Poesía Andalucía Joven con el libro El sol en la fruta (Renacimiento, 2011), cuya traducción al francés se publicará próximamente. Es autora además del ensayo Eliot y la escritura del tiempo en la poesía española contemporánea (Visor, 2009) y de las obras Nighthawks (Premio de cuento Federico García Lorca de la Universidad de Granada en 2007) y Otoño sin cuerpo (finalista en 2002 del mismo premio en la modalidad de poesía). La vendedora de tiempo es su primera novela. De El sol en la fruta se ha dicho: «un poemario impecablemente escrito [...] poemas muy buenos, que poseen a la par emoción e inteligencia» (Antonio Rivero Taravillo, Fuego con nieve, febrero 2012); «no hay otra poética en El sol en la fruta que el asombro, que la pasión del aquí y del ahora, ni otra poética que la del vitalismo radical» (Juan García Onica, Adarve, 2013); «un ramo de espléndidos poemas [...], una finísima indagación en la palabra poética» (Angeles Mora, La estafeta del viento, enero 2013).