"...Un roble le contaba una historia sobre ardillas En realidad, a Aris las ardillas le parecían aburridas, y un poco tontas. No se lo dijo al roble, eso desde luego, hubiese sido una grosería.
De pronto, el árbol centenario guardó silencio. Aris supuso que se había dormido. Era la fea costumbre de mlos árboles; se echaban un sueñecito en cuanto te descuidabas.
No le importó en absoluto. Quería sobre todas las cosas librarse de las historias de ardillas, pero en ocasiones contaban cosas interesantes, y de pronto se dormían dejándola en medio de la anécdota. El roble, en cambio, no se había dormido. Escuchaba lo que Aris no podía escuchar aún. De pronto llegó a los oídos de la niña. Era una flauta. Sonrió con amplitud. Una flauta en el bosque de Craneon sólo podía significar una cosa. Pan venía..."