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Roberto Brest es un militante de la mediocridad acostumbrado a la tristeza, un ser consumido por el hastío, un licenciado en medicina metido a peón de fábrica, un escritor que no escribe... Hasta que una noche, al regresar a casa, recuerda un suceso que ocurrió veintidós años atrás y que él, todavía adolescente, había conocido por los periódicos: el suicidio de un hombre que, tras ver cómo su selección de fútbol perdía ante Inglaterra, se ahorcó en la cocina de su casa de El Cairo, dejando escrita la siguiente nota: «Tras la derrota de Egipto, ya nada tiene sentido.» Debido a esta frase, que Roberto Brest juzga de una extraña lucidez y un humorismo casi perfecto, tomará la determinación de cambiar de vida. Y así comenzará Egipto, que es el nombre que dará a su diario personal donde consignará todas sus aventuras y transformaciones: un plan secreto, enigmático, impredecible. A tientas, el protagonista empezará a buscar un nuevo lugar en el mundo lejos de la realidad empantanada y gris en la que ha vivido. Pronto descubrirá las dificultades de su tarea y lo peligroso que resulta enfrentarse a uno mismo para apostar por la vida.