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Es frecuente pensar que los cuentos populares son cuentos para la infancia, sin tener en cuenta que antiguamente se contaban en el ámbito familiar o vecinal, y que contenían un montón de alusiones eróticas que los niños no entendían, pero los adultos sí. Tenían que interesar y entretener a todas las edades. Estas versiones no se han conservado porque los recopiladores a menudo pertenecían a la Iglesia (como es el caso de JØrgen Moe) y depuraron los cuentos de estos matices, convirtiéndolos en relatos didácticos o moralizantes, aptos para niños y niñas. Pero en ocasiones sucedió lo inesperado y las versiones eróticas se conservaron en archivos privados. Este es el caso de la antología que ofrecemos en este libro: 50 cuentos que no aparecen ni en las ediciones noruegas de los cuentos ni en el Proyecto Runeberg, de donde tradujimos los 110 cuentos que integran nuestra anterior publicación: Cuentos noruegos (2016). Cuentos escondidos, prohibidos, en cuyas transcripciones figura en los márgenes la siguiente advertencia: "Por supuesto, no han de imprimirse jamás". Pues aquí están, impresos e ilustrados por Mortimer.