Standaard Boekhandel gebruikt cookies en gelijkaardige technologieën om de website goed te laten werken en je een betere surfervaring te bezorgen.
Hieronder kan je kiezen welke cookies je wilt inschakelen:
Standaard Boekhandel gebruikt cookies en gelijkaardige technologieën om de website goed te laten werken en je een betere surfervaring te bezorgen.
We gebruiken cookies om:
De website vlot te laten werken, de beveiliging te verbeteren en fraude te voorkomen
Inzicht te krijgen in het gebruik van de website, om zo de inhoud en functionaliteiten ervan te verbeteren
Je op externe platformen de meest relevante advertenties te kunnen tonen
Je cookievoorkeuren
Standaard Boekhandel gebruikt cookies en gelijkaardige technologieën om de website goed te laten werken en je een betere surfervaring te bezorgen.
Hieronder kan je kiezen welke cookies je wilt inschakelen:
Technische en functionele cookies
Deze cookies zijn essentieel om de website goed te laten functioneren, en laten je toe om bijvoorbeeld in te loggen. Je kan deze cookies niet uitschakelen.
Analytische cookies
Deze cookies verzamelen anonieme informatie over het gebruik van onze website. Op die manier kunnen we de website beter afstemmen op de behoeften van de gebruikers.
Marketingcookies
Deze cookies delen je gedrag op onze website met externe partijen, zodat je op externe platformen relevantere advertenties van Standaard Boekhandel te zien krijgt.
Je kan maximaal 250 producten tegelijk aan je winkelmandje toevoegen. Verwijdere enkele producten uit je winkelmandje, of splits je bestelling op in meerdere bestellingen.
Cuadernos madrileños recoge las anotaciones que, a modo de escueto diario, efectuó Dolores Medio durante su estancia en Madrid cuando, durante los años 1962 a 1967, ya en la cincuentena, decide trasladarse allí, huyendo del opresivo ambiente provinciano, en busca de la vida bohemia y liberada de la capital. Poseen estos diarios el encanto de las obras que no han sido escritas pensando en la publicación. En ellos se ve cómo era Dolores, su enorme inquietud intelectual, sus contactos con todos los círculos intelectuales del país; pero se ve también cómo era la vida golfa (de golfa tenía bien poco, pensamos hoy) que se encontró en Madrid, con todas las posibilidades de asistir al cine, al teatro, a tertuliasde las que en provincias se carecía. Muestra cómo era la vida cultural del país y de la capital en ese momento. Aparecen las zonas interesantes, los lugares de reunión de la época, sobre todo en Madrid, pero también en Oviedo, Santander, Alicante y Tánger, por donde anduvo Dolores; aparecen nombres que nos suenan a instituciones: Diario Madrid, Café Gijón, el Dólar, el cine Carlton, el Avenida. Recoge un sinfín de películas, obras de teatro, actores, es un reflejo fiel del papel ilusionador, suplantador de una realidad poco satisfactoria para el espíritu crítico, que el cine y el teatro tenían aquellos años. En estos diarios nos aguardan varias sorpresas. La vitalidad de la autora, sus múltiples intereses y preocupaciones, el reconocimiento de que gozaba a juzgar por sus relaciones y amistades (reconocimiento mucho más chocante desde el relativo olvido que sufrió los años posteriores, hasta que, ya en los últimos años de su vida, siquiera sea por mor de la edad, parece que lo recuperó). No se trata de una obra pensada para ser publicada, no es obra que posea virtudes literarias, pero, sin embargo, se trata de una crónica vivísima de un país y un momento, de toda una época literaria, que contribuye a la reivindicación de una figura esencial de la literatura española del siglo XX. Y esta es la virtud de estos Cuadernos madrileños. Tristán Ruiz en El norte de los libros. n.º 1, abril 2001.