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La Gramática de la lengua castellana de Antonio de Nebrija fue publicada en 1492. Era la primera gramática de una lengua romance. Su «Arte» serviría a quienes, por pertenecer al reino o tratar con España, necesitasen aprender su lengua. La lengua era un instrumento del imperio entonces en plena expansión: ...siempre la lengua fue compañera del imperio; y de tal manera lo siguió, que juntamente comenzaron, crecieron y florecieron, y después junta fue la caída de entrambos. Y dejadas agora las cosas muy antiguas de que a penas tenemos una imagen y sombra de la. verdad, cuales son las de los asirios, indios, sicionios y egipcios, en los cuales se podría muy bien probar lo que digo... Nebrija sentó en sus Reglas de Ortografía los principios que desde entonces rigieron el idioma castellano: «escribir como se habla, hablar como se escribe». Su gramática conformó la identidad lingüística del idioma y de sus hablantes. Si la Gramática de Nebrija dio entidad a la lengua de la Conquista y apareció en los albores del imperio español, la gramática de Andrés Bello sentó las leyes del castellano en América y fue un elemento de identidad que, en pleno siglo XIX, marcó distancias con la lengua hablada en la Península Ibérica.