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En 1773, Samuel Johnson (1709-1784) y James Boswell (1740-1795) emprendieron un viaje por el norte de Escocia, que dio lugar a dos libros memorables. Asistimos en ellos a todo tipo de vicisitudes y personajes, curiosidades y anécdotas en un recorrido de cuatro meses que conduce a los autores por numerosos y pintorescos lugares. En el Diario hallamos dos caracteres bien distintos en delicioso diálogo: el de alguien que comenta, opina y tiene salidas de ingenio desde la madurez, y el de un hombre, aún joven, que aporta el conocimiento de primera mano del país y sus gentes. Como señaló Borges, Boswell quiso subrayar sus diferencias con Johnson como Cervantes marcó la disparidad entre Don Quijote y Sancho o como Arthur Conan Doyle haría lo propio entre Holmes y Watson. El libro, una fuente impagable de datos y erudiciones varias, posee un alto valor histórico y antropológico y ofrece una mirada privilegiada sobre un paisaje de enorme atractivo y una sociedad que aún se rige por el sistema de los clanes. Pero, sobre todo, es una obra de gran calidad literaria, en la que no faltan la finura psicológica y el humor. Aunque el Viaje de Johnson (1775) fue publicado hace algunos años en nuestra lengua, el Diario de Boswell (1785) no había sido vertido antes al español. Lo hace ahora Antonio Rivero Taravillo, traductor de grandes autores de la lengua inglesa y buen conocedor de la literatura gaélica.