Standaard Boekhandel gebruikt cookies en gelijkaardige technologieën om de website goed te laten werken en je een betere surfervaring te bezorgen.
Hieronder kan je kiezen welke cookies je wilt inschakelen:
Technische en functionele cookies
Deze cookies zijn essentieel om de website goed te laten functioneren, en laten je toe om bijvoorbeeld in te loggen. Je kan deze cookies niet uitschakelen.
Analytische cookies
Deze cookies verzamelen anonieme informatie over het gebruik van onze website. Op die manier kunnen we de website beter afstemmen op de behoeften van de gebruikers.
Marketingcookies
Deze cookies delen je gedrag op onze website met externe partijen, zodat je op externe platformen relevantere advertenties van Standaard Boekhandel te zien krijgt.
Je kan maximaal 250 producten tegelijk aan je winkelmandje toevoegen. Verwijdere enkele producten uit je winkelmandje, of splits je bestelling op in meerdere bestellingen.
El yoga como arte ritual de exploración y celebración de la vibración es el aspecto más concreto del shivaísmo, saiva, de Cachemira. El presente libro describe la práctica corporal de esta vía, por mucho tiempo reservada a la tradición oral, tal como fue transmitida por Jean Klein a mediados del siglo XX.En sentido clásico, el yoga es el arte de morir a uno mismo, el arte de celebrar nuestra verdadera naturaleza a través de una actitud corporal ritual, asana. En la actualidad, a menudo se interpreta como una técnica para favorecer el bienestar, como una gimnasia más o menos inteligente. Intentamos imponer al cuerpo un esquema exterior, arbitrario, pensando así poder purificarse. El yoga cachemir, al contrario, reconoce la anterioridad del arquetipo sobre el cuerpo. Entonces no se trata de conseguir nada, llegar a mantener tal o cual postura, sino más bien de darse cuenta de todas nuestras limitaciones y bloqueos, de la falta de sensibilidad que nos habita y tapa nuestra verdadera corporalidad. Una apertura que no proyecta deja a nuestro organismo ser realmente receptivo.Sin tener nada que defender ni reivindicar, el cuerpo vuelve a ser lo que siempre ha sido, apertura multidimensional. La práctica de las posturas y el pranayama no son más que estímulos para esta receptividad.