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Umbral de Rumanía, hoy en su primera edición, sesenta años después del momento cuando fue escrito, es un libro de viajes y a la vez una obra que desvela búsquedas individuales y colectivas pro-pagadas en varias direcciones. El ideal de un mundo justo marcó la vida de María Teresa León (1903-1988) y la de su compañero Rafael Alberti (1902-1999), y motivó una intensa actividad literaria durante la Segunda República, la Guerra Civil y cuarenta años de exilio en Argentina e Italia. Se ha dicho, con toda razón, que a partir de 1939 María Teresa escribió para mantener la memoria de la cultura republicana perdida. En este sentido, puede afirmarse que Rumanía, país socialista, representó el lugar donde aquel sueño interrumpido podía ser realizable. Pero Rumanía fue también un espacio de reencuentro con el mundo grecolatino, la literatura universal, y el inolvidable ámbito de las vanguardias. Así imaginamos a María Teresa sentada en la terraza del hotel Athénée Palace de Bucarest, mirando las calles y la gente, invitándonos a rehacer el viaje, desde nuestra cotidianeidad: «Otra vez Bucarest. El tiempo es bueno. Cae un atardecer melancólico. Sus habitantes se encuentran, se separan, comentan. Hay miles y miles de gentes que salen al crepúsculo. Parecería una ciudad del Mediterráneo? Una sangre bajo nuestra piel reconoce las sangres que fluyen. Nosotros, desterrados, nos dejamos con ella mecer en el arroyo de las calles de Bucarest como si en la avalancha humana los seres respirásemos mejor. Y oímos sus pasos y los nuestros, olvidados de la fatiga de no tener patria, como si aquel fuese un lugar tranquilo para tender los huesos».