Standaard Boekhandel gebruikt cookies en gelijkaardige technologieën om de website goed te laten werken en je een betere surfervaring te bezorgen.
Hieronder kan je kiezen welke cookies je wilt inschakelen:
Technische en functionele cookies
Deze cookies zijn essentieel om de website goed te laten functioneren, en laten je toe om bijvoorbeeld in te loggen. Je kan deze cookies niet uitschakelen.
Analytische cookies
Deze cookies verzamelen anonieme informatie over het gebruik van onze website. Op die manier kunnen we de website beter afstemmen op de behoeften van de gebruikers.
Marketingcookies
Deze cookies delen je gedrag op onze website met externe partijen, zodat je op externe platformen relevantere advertenties van Standaard Boekhandel te zien krijgt.
Je kan maximaal 250 producten tegelijk aan je winkelmandje toevoegen. Verwijdere enkele producten uit je winkelmandje, of splits je bestelling op in meerdere bestellingen.
En este libro, Hans Jonas acomete toda una serie de cuestiones prácticas derivadas de la influencia que los espectaculares avances de las ciencias naturales han ejercido en la concepción de la ética entendida como doctrina de la "buena vida". ¿Desde qué extremo del amplio espectro tecnológico, pregunta Jonas, se puede iniciar la aplicación concreta de normas morales en este nuevo territorio de la responsabilidad? Sin duda, desde lo más próximo a nosotros, allí donde la técnica tiene al ser humano por objeto y puede hacerse responsable de nuestro conocimiento, de nuestro bien y de nuestro mal: es decir, en el ámbito de la biología y la medicina. Aquí, entre los hombres que se quedan solos consigo mismos, es donde la ética, para encontrar su camino, aún precisa muy poco conocimiento del gran mundo, del equilibrio local y global de la biosfera y del efecto a largo plazo de sus trastornos. Las "factibilidades" que ofrecen, sobre todo, los ambiciosos nuevos caminos de la técnica biogenética y médica, y que se refieren especialmente al principio y al fin de nuestra existencia, afectan a cuestiones últimas de nuestra humanidad: al concepto del bien humano, del sentido de la vida y de la muerte, de la dignidad de la persona y de la integridad de la imagen humana. Problemas, en fin, frente a los cuales el filósofo puede hacer ya que se produzca el encuentro de la ética con la técnica, sin necesidad de esperar a la (aún lejana) ciencia global del entorno.