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Dos años antes de los sucesos de la cuarta temporada de Stranger Things, Eddie Munson (metalero, fundador del Hellfire Club y uno de los mayores marginados de Hawkins) tiene una única oportunidad para triunfar. Hawkins, Indiana, es para la mayoría una ciudad sencilla e idílica. Pero para Eddie Munson, vivir allí es como estar atrapado en una perpetua Tumba de los Horrores. Por suerte, en unos meses ya podrá decir que ha sobrevivido al instituto... Y ¿qué le ha supuesto el último año, en realidad, aparte de matar el tiempo entre sesiones de Dragones & Mazmorras y ensayos con su banda? Es en el peor antro de la ciudad donde Eddie conoce a Paige, alguien que ha obrado un puñetero milagro: escapó de Hawkins y se lo ha montado genial trabajando para un productor musical en Los Ángeles. No solo es la definición de una tía dura (con un gusto musical brutal), sino que tal vez sea la única que ve a Eddie como el bardo que realmente es en lugar de como la encarnación del demonio. Paige le ofrece la oportunidad de labrarse un futuro, y todo lo que necesita para lograrlo es hacer una demo de las mejores canciones de Ataúd Carcomido. No obstante: grabar cuesta dinero. Y eso es precisamente algo que Eddie no tiene, aunque está dispuesto a cualquier cosa con tal de conseguirlo..., incluso a confiar en su viejo, Al Munson, quien acaba de reaparecer con otro negocio sospechoso bajo la manga. Es arriesgado, pero es su única opción si quiere conseguir la pasta a tiempo y, así, agenciarse un billete sin retorno fuera de Hawkins. Eddie está seguro: 1984 va a ser su año.