Standaard Boekhandel gebruikt cookies en gelijkaardige technologieën om de website goed te laten werken en je een betere surfervaring te bezorgen.
Hieronder kan je kiezen welke cookies je wilt inschakelen:
Technische en functionele cookies
Deze cookies zijn essentieel om de website goed te laten functioneren, en laten je toe om bijvoorbeeld in te loggen. Je kan deze cookies niet uitschakelen.
Analytische cookies
Deze cookies verzamelen anonieme informatie over het gebruik van onze website. Op die manier kunnen we de website beter afstemmen op de behoeften van de gebruikers.
Marketingcookies
Deze cookies delen je gedrag op onze website met externe partijen, zodat je op externe platformen relevantere advertenties van Standaard Boekhandel te zien krijgt.
Je kan maximaal 250 producten tegelijk aan je winkelmandje toevoegen. Verwijdere enkele producten uit je winkelmandje, of splits je bestelling op in meerdere bestellingen.
Desde comienzos de los años setenta del pasado siglo se ha convertido progresivamente en un tópico considerar a la Historia como una de las diferentes formas de la narración, en contra de la opinión dominante en los siglos XIX y XX, que quisieron situarla en una de las ramas del árbol de la ciencia. En este libro el autor lleva a cabo un análisis innovador de la naturaleza y las funciones de la Historia, al considerar que ésta se configura a partir de tres elementos: descripción, evocación y expresión de los propios sentimientos e ideas del historiador. Partiendo del análisis de estas funciones, se propone una nueva definición del discurso histórico entendido no como ficción, sino como una forma de acercamiento a la realidad humana, para la que se utiliza la noción filosófica de certeza y la teoría de la realidad de autores como X. Zubiri. Siguiendo ese mismo camino, el autor se plantea hasta qué punto los historiadores pueden predecir el futuro de su disciplina, concluyendo que sólo es posible en tanto que esa disciplina se entienda como parte de la realidad social y política en la que el historiador está inserto y cuyos cambios condicionan el desarrollo del propio conocimiento histórico. un conocimiento cuyos límites se examinan en el último de los ensayos, en el que se aborda la cuestión de si los historiadores pueden llegar a comprender el pensamiento o las acciones de los seres humanos del pasado.