Standaard Boekhandel gebruikt cookies en gelijkaardige technologieën om de website goed te laten werken en je een betere surfervaring te bezorgen.
Hieronder kan je kiezen welke cookies je wilt inschakelen:
Technische en functionele cookies
Deze cookies zijn essentieel om de website goed te laten functioneren, en laten je toe om bijvoorbeeld in te loggen. Je kan deze cookies niet uitschakelen.
Analytische cookies
Deze cookies verzamelen anonieme informatie over het gebruik van onze website. Op die manier kunnen we de website beter afstemmen op de behoeften van de gebruikers.
Marketingcookies
Deze cookies delen je gedrag op onze website met externe partijen, zodat je op externe platformen relevantere advertenties van Standaard Boekhandel te zien krijgt.
Je kan maximaal 250 producten tegelijk aan je winkelmandje toevoegen. Verwijdere enkele producten uit je winkelmandje, of splits je bestelling op in meerdere bestellingen.
Tribus nocturnas, perturbadas que se mueven entre el amor y la más estricta barbarie, ciudades arrasadas por la delincuencia o la fatalidad, personajes que fraguan sueños y crímenes, o incluso sueños criminales; todo eso y mucho más se ofrece en Oposiciones a la morgue y otros ajustes de cuentas, un libro de relatos de Luis García Jambrina escrito con descarnada agilidad y sorprendente pulso narrativo, que actualiza los mecanismos de la intriga, la serie negra y el folletín, para formar con ellos un laberinto de historias que se mueven entre la crueldad, la violencia o el sarcasmo, entre la misericordia que el autor profesa a sus víctimas y el rigor que emplea para retratar una modernidad no demasiado benigna. Venganzas urbanas, zonas limítrofes entre el sueño y la vigilia, conductas no exentas de un humor irresistible, son las coartadas que Luis García Jambrina emplea para tejer el entramado de esta su primera obra de ficción y demostrar al lector que nuestra visión del mundo es insuficiente, parcial, simulacro apenas de una realidad más íntima y terrible. Que, en definitiva, creemos ser testigos de la realidad, cuando no somos sino esclavos de las apariencias.