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¡Este libro contiene un indice interactivo que harán la lectura un verdadero placer!
Altamirano, presenta en su libro a dos figuras contrapuestas: un militar liberal, ateo, perteneciente a las fuerzas políticas triunfantes, y a un cura católico español, que se muestra un poco temeroso por la hostilidad con que suponía iba a ser tratado por el capitán anticlerical. El encuentro de los dos hombres se da en una aldea perdida en plena montaña, cuando uno va de camino hacia su curato y el otro más allá, hacia la ciudad que es su punto de destino, les hace cambiar unas cuantas palabras como compañeros de viaje.
Transcurren por esos días las fiestas navideñas, y al llegar al pueblo del cura, éste le ofrece hospedaje al capitán, que lo acepta agradecido. El huésped puede observar de cerca al sacerdote y la obra que realiza en unión del maestro de escuela y del alcalde, autoridad elegida libremente por sus convecinos. Lo que fue simple conocimiento se transforma en amistad, cosa que da lugar a que el militar y el cura hablen francamente de la guerra cruel entablada entre los intransigentes de ambos bandos: el católico reaccionario y el democrático radical.
Ignacio M. Altamirano presenta un cuadro patriarcal, sin duda amanerado, de la existencia en aquel pueblo, donde, aunque pobres, todos sus habitantes son casi felices porque poseen un alma sana como su cuerpo y desconocen las luchas de los partidos, las intrigas y las ambiciones. La moraleja, por así decirlo, es que la paz y el mutuo respeto son los elementos esenciales para una estrecha cooperación entre los hombres, cuyos frutos serían provechosos para todos.
El cura español y el militar mexicano acaban coincidiendo en ideas fundamentales sociales y humanas.
Altamirano, tomando una actitud conciliatoria y contemporizadora, expresada en esta ingenua narración, quiso apaciguar pasiones, muy vivas en aquel entonces en el pueblo mexicano, que acababa de sufrir una cruenta guerra civil.