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Llegados a un punto, cada uno de nosotros se embarca en un viaje en busca del amor. Conocemos gente, quedamos, nos metemos en una relación o salimos de ella, y todo con la esperanza de encontrar a alguien con quien compartir la vida. Parece algo corriente, lo que siempre se hacía y hacía todo el mundo, pero las cosas eran muy distintas tan solo hace algunas décadas. Los solteros de hoy tienen muchas más oportunidades románticas que en ninguna otra época de la historia humana. Con la tecnología, nuestras habilidades para conocer gente nueva y elegir entre las distintas opciones resultan asombrosas. Entonces, ¿cómo es que hay tanta gente que no lo consigue? Tan solo hace algunas décadas, la gente encontraba a su pareja en su barrio, entre sus vecinos. Las familias se conocían y, tras decidir que ambos eran buena gente y que entre ellos no había ningún asesino en serie, se casaban y pronto llegaba el primer hijo, más o menos cuando tenían alrededor de veinticuatro años. Hoy, en cambio, la gente se casa más tarde que nunca y pasan años en busca de la pareja perfecta, de su alma gemela.