Standaard Boekhandel gebruikt cookies en gelijkaardige technologieën om de website goed te laten werken en je een betere surfervaring te bezorgen.
Hieronder kan je kiezen welke cookies je wilt inschakelen:
Technische en functionele cookies
Deze cookies zijn essentieel om de website goed te laten functioneren, en laten je toe om bijvoorbeeld in te loggen. Je kan deze cookies niet uitschakelen.
Analytische cookies
Deze cookies verzamelen anonieme informatie over het gebruik van onze website. Op die manier kunnen we de website beter afstemmen op de behoeften van de gebruikers.
Marketingcookies
Deze cookies delen je gedrag op onze website met externe partijen, zodat je op externe platformen relevantere advertenties van Standaard Boekhandel te zien krijgt.
Je kan maximaal 250 producten tegelijk aan je winkelmandje toevoegen. Verwijdere enkele producten uit je winkelmandje, of splits je bestelling op in meerdere bestellingen.
Pasear por la ciudad en una tarde de verano puede ser muy aburrido... a no ser que uno vaya en compañía de alguien como el tío Leopoldo. El tío Leopoldo ha viajado por el µfrica Austral y ha cazado leones, y varias veces ha descendido al interior de volcanes en erupción. Cuando era joven estudió ingeniería (los ingenieros son los que hacen las máquinas, los puentes, los aviones y cosas así). Bueno, o al menos, todo eso es lo que cuenta; porque con el tío Leopoldo, uno nunca sabe lo que es cierto y lo que no lo es tanto. Lo único indudable es que, junto a él, nunca se sabe lo que va a pasar...Con su carnet de la biblioteca (que usa para hacerse pasar por agente secreto), sus trolas siderales y sus manías inesperadas, el tío Leopoldo va sembrando el caos a la hora de la siesta. Pozos de los deseos que cumplen con retraso, historias dentro de historias dentro de historias, suplantaciones de identidad, escritores de misterio que se roban ideas procedentes de los Grandes Almacenes Geniales, Horribles y Maravillosos (situados en el misterioso país de Sapundu)... ¿Quién se atrevería a pasear con un tío como él? ¿Y quién podría resistirse a hacerlo?