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Fulco di Verdura es uno de esos elegantes escritores secretos, amado por unos escogidos lectores de todo el mundo, que primero se da a conocer en un mundo ajeno en apariencia a la literatura; en su caso, el de la moda (junto a la gran Coco Chanel). En este libro de memorias, que tiene muchos momentos a la altura de El Gatopardo, pero donde un gran sentido del humor (hasta la risa) baña el relato, Di Verdura describe su idílica infancia en la magnífica Villa Niscemi, centro para él de un mundo y un tiempo inolvidables: la aristocrática Palermo anterior a la Primera Guerra Mundial. En esos felices días sicilianos, las travesuras infantiles conviven con la primera ópera, la muerte de los ancestros queridos con los jardines espectaculares que dora el sol, las lecciones de sus institutrices inglesas con los helados memorables o las fiestas más sorprendentes? Todo ello perdura en el recuerdo del autor, de prodigiosa memoria, décadas después. En este maravilloso libro nos seduce con anécdotas de sus familiares, sus excéntricos vecinos o los animales con los que tanto disfrutaba junto a su hermana, al mismo tiempo que retrata el progresivo desarrollo de su sensibilidad. Pero esa prosa evocadora sabe narrar la «acción» como el mejor novelista, así que estas páginas no son sólo de la estirpe de Proust, sino que también nos hacen pensar en el Stendhal de las Crónicas italianas. «Así era yo o, más bien, así es como recuerdo haber sido en aquellos años soleados, felices y lejanos».