Standaard Boekhandel gebruikt cookies en gelijkaardige technologieën om de website goed te laten werken en je een betere surfervaring te bezorgen.
Hieronder kan je kiezen welke cookies je wilt inschakelen:
Technische en functionele cookies
Deze cookies zijn essentieel om de website goed te laten functioneren, en laten je toe om bijvoorbeeld in te loggen. Je kan deze cookies niet uitschakelen.
Analytische cookies
Deze cookies verzamelen anonieme informatie over het gebruik van onze website. Op die manier kunnen we de website beter afstemmen op de behoeften van de gebruikers.
Marketingcookies
Deze cookies delen je gedrag op onze website met externe partijen, zodat je op externe platformen relevantere advertenties van Standaard Boekhandel te zien krijgt.
Je kan maximaal 250 producten tegelijk aan je winkelmandje toevoegen. Verwijdere enkele producten uit je winkelmandje, of splits je bestelling op in meerdere bestellingen.
No tenemos la certeza de que a mediados del siglo xiv viviera ningún «Juan Ruiz, arcipreste de Hita», ni menos de que, si hubo un individuo histórico con ese nombre y ese cargo, escribiera ningún Libro de buen amor. El personaje que dice «yo» a lo largo de la obra se llama unas veces Juan Ruiz y otras don Melón; unas veces va disfrazado de elegante poeta de amor y otras de coplero zafio; ahora de riguroso cristiano y en seguida de pecador sin remedio, y después de hombre de mundo, de mendigo, de rufián? Ese baile de máscaras, esa mojiganga de carnaval, discurre tanto por las calles de la ciudad, atestadas de tipos y sucesos, como por la fría soledad de la sierra, danza entre figuras alegóricas igual que con monjas y juglarescas, ricashembras y moras. Las voces que construyen la narración, con una eficacia y una frescura irrepetibles, se ajustan en unos casos a los tonos de la lírica, en otros son eco del más vivo lenguaje popular, del sermón empingorotado, de la pedantería de las escuelas? Si en verdad el Libro de buen amor fue compuesto por un «Juan Ruiz, arcipreste de Hita», habremos de pensar que tuvo más vidas que pellejos.