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La creciente participación de los niños y niñas como soldados en los conflictos armados contemporáneos ha motivado que la comunidad internacional haya tenido que prestar una atención especial a dicho fenómeno. Graça Machel, experta del Secretario General de las Naciones Unidas para abordar esta cuestión, ha llegado a calcular que actualmente más de 300.000 menores de edad participan activamente en los diferentes conflictos armados, con consecuencias tanto de carácter físico como psicológico que a veces pueden llegar a ser irreversibles. Aunque la mayoría de los niños soldado está entre los 15 y los 18 años, una parte significativa del reclutamiento comienza a partir de los 10 años, con el uso de incluso menores de esa edad. Hasta hace muy poco tiempo la protección que tanto el Derecho Internacional Humanitario como la Convención sobre los Derechos del Niño brindaban para tratar de luchar contra esta auténtica plaga era una protección muy insuficiente. Es por ello que desde principios de los noventa se viene reclamando la elevación de los standards de protección, elevación que finalmente ha tenido lugar en mayo de 2000, con la aprobación por parte de la Asamblea General de las Naciones Unidas del Protocolo Facultativo de la Convención sobre los Derechos del Niño.