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¿Qué impulsó al militar más condecorado de Estados Unidos a publicar el más fiero alegato contra la guerra? Tal vez nunca se sepa, aunque Smedley Butler sí que sabía de lo que hablaba a la hora de lanzar su anatema contra los intereses económicos que llevaron a generaciones enteras al matadero. Butler participó en múltiples operaciones militares de expansión colonial y comercial de Estados Unidos antes de que este país se convirtiera, tras la II Guerra Mundial, en la superpotencia hegemónica. Allí donde se necesitara intervenir militarmente (México, Honduras, Nicaragua, Chinaà), el Gobierno estadounidense echaba mano del Cuerpo que más veces intervino en conflictos bélicos en el siglo XX, el de los Marines, y a su más destacado y fiel servidor, Smedley Butler. Pero fue la barbarie industrializada de la I Guerra Mundial, con una factura de millones de muertos, y el inminente corolario de una II Guerra Mundial, lo que hizo que, en 1935, Butler estallara y publicara La guerra es una estafa, mucho más que un alegato panfletario: más bien el relato documentado de cómo los jóvenes son masacrados por intereses económicos inconfesables de sus gobiernos, es decir, de sus mayores."Tengo el sentimiento de haber actuado durante todo ese tiempo de bandido altamente calificado al servicio de las grandes empresas de Wall Street y sus banqueros. En una palabra, he sido un pandillero al servicio del capitalismo. De tal manera, en 1914 afirmé la seguridad de los intereses petroleros en México. Contribuí a transformar Cuba en un país donde la gente del National City Bank podía burlar tranquilamente los beneficios. Participé en la ôlimpiezaö de Nicaragua de 1902 a 1912, por cuenta de la firma bancaria internacional Brown Brothers Harriman. En 1916, por cuenta de los grandes azucareros norteamericanos, aporté a la República Dominicana la ôcivilizaciónö. En 1923 ôenderecé, los asuntos en Honduras en interés de las compañías fruteras norteamericanas. En 1927, en China, afiancé los intereses de la Standard oil».