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La crisis de las instituciones, del estado de bienestar y, por extensión, de los dirigentes políticos no tiene parangón. A merced de las agencias de calificación y de los mercados, los políticos se enfrentan a un descrédito del que apenas pueden escapar. En medio de esta crisis de imagen y representación, La ceremonia caníbal pone en relación su imagen y nuestra vida cotidiana, la autodestrucción de la clase política y la legitimidad de sus medidas. Convertidos los políticos en un producto de la subcultura mediática, luchan por asomar la cabeza, recuperar su rol dirigente, mientras pende sobre ellos el fantasma de su total desaparición. Al menos tal y como los hemos conocido hasta la fecha.á «El hombre político se presenta cada vez menos como una figura de autoridad, alguien a quien obedecer, y más como algo que consumir; menos como una instancia productora de normas que como un producto de la subcultura de masas, un artefacto a imagen de cualquier personaje de una serie o un programa televisivo...» «La comunicación política ya no apunta solo a formatear el lenguaje, sino a hechizar las mentes y sumirlas en un universo espectral del que los políticos son a la vez performers y víctimas. Este libro quiere describir su condición inconfortable; lo he escrito dividido entre una cierta admiración por los performers y una auténtica compasión por las víctimas. Por una feliz coincidencia, resultan ser los mismos: Kafka los llamaba artistas del hambre.» Christian Salmon