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La belleza de la naturaleza y la soledad del hombre son temas dominantes en la obra de Caspar David Friedrich (1774-1840). El artista con frecuencia dispone una pequeña figura humana en un amplio paisaje, como en sus famosos lienzos Monje a la orilla del mar y El caminante sobre el mar de nubes. Durante mucho tiempo, la importancia y la influencia de este gran pintor romántico fueron subestimadas. Cuando murió, Friedrich había sido olvidado ya por sus coetáneos y no fue redescubierto hasta principios del siglo xx. Actualmente, se le considera el pintor alemán más importante de su generación y un precursor del expresionismo. En una ocasión, Friedrich dio el siguiente consejo a un artista compañero suyo en la escuela que se sentía limitado por las normas académicas: «Cierra tus ojos para poder ver tu cuadro primero con tu alma. Luego, da luz a lo que veías en la oscuridad para que ejerza su efecto en otros desde fuera hacia dentro». Es decir, concentración y no imitación, esencia y no frívola técnica pictórica.