Standaard Boekhandel gebruikt cookies en gelijkaardige technologieën om de website goed te laten werken en je een betere surfervaring te bezorgen.
Hieronder kan je kiezen welke cookies je wilt inschakelen:
Technische en functionele cookies
Deze cookies zijn essentieel om de website goed te laten functioneren, en laten je toe om bijvoorbeeld in te loggen. Je kan deze cookies niet uitschakelen.
Analytische cookies
Deze cookies verzamelen anonieme informatie over het gebruik van onze website. Op die manier kunnen we de website beter afstemmen op de behoeften van de gebruikers.
Marketingcookies
Deze cookies delen je gedrag op onze website met externe partijen, zodat je op externe platformen relevantere advertenties van Standaard Boekhandel te zien krijgt.
Je kan maximaal 250 producten tegelijk aan je winkelmandje toevoegen. Verwijdere enkele producten uit je winkelmandje, of splits je bestelling op in meerdere bestellingen.
Las mujeres están furiosas y no es difícil adivinar por qué. O somos demasiado sensibles o no lo suficiente. O vamos mal vestidas o demasiado arregladas. O estamos demasiado gordas o demasiado delgadas. O somos zorras o puritanas. Se nos acosa, se nos dice que lo vamos pidiendo a gritos y se nos pregunta si acaso nos vamos a morir si sonreímos. Pues sí, precisamente de eso se trata. Contrariamente a la retórica de la autoayuda divulgativa y a lo que llevamos toda la vida oyendo, la furia es uno de nuestros recursos más importantes, una afilada herramienta para luchar contra la opresión política y personal. Durante mucho tiempo se nos ha dicho que debíamos reprimir nuestra ira mientras dejábamos que corroyera nuestros cuerpos y mentes, pero lo cierto es que la furia no es algo que se interponga en nuestro camino, es nuestro camino. Siguiendo los pasos de manifiestos feministas clásicos como La mística de la feminidad y Nuestros cuerpos, nuestras vidas, Enfurecidas es un libro revelador dirigido a la mujer del siglo XXI: constituye un interesante y accesible credo que nos ofrece las herramientas para que reinterpretemos nuestra furia y nos sirvamos de su poder para generar un cambio positivo duradero.