Standaard Boekhandel gebruikt cookies en gelijkaardige technologieën om de website goed te laten werken en je een betere surfervaring te bezorgen.
Hieronder kan je kiezen welke cookies je wilt inschakelen:
Technische en functionele cookies
Deze cookies zijn essentieel om de website goed te laten functioneren, en laten je toe om bijvoorbeeld in te loggen. Je kan deze cookies niet uitschakelen.
Analytische cookies
Deze cookies verzamelen anonieme informatie over het gebruik van onze website. Op die manier kunnen we de website beter afstemmen op de behoeften van de gebruikers.
Marketingcookies
Deze cookies delen je gedrag op onze website met externe partijen, zodat je op externe platformen relevantere advertenties van Standaard Boekhandel te zien krijgt.
Je kan maximaal 250 producten tegelijk aan je winkelmandje toevoegen. Verwijdere enkele producten uit je winkelmandje, of splits je bestelling op in meerdere bestellingen.
En ti derramo mi último verso es uno de los muchos poemarios del ya consolidado escritor Santi González Romeral. Al igual que en sus últimas obras: Canica azul, La Isla de Yaiza, La playa de mi mar, Preguntas y silencios, Forever, Dioses de escarcha y Desde mi interior; este poemario está escrito con el mayor desvelo y precisión posible, permitiendo al lector disfrutar de versos que, gracias a la destreza del autor, llegan a lo más profundo de su alma. De la mano del poeta, los lectores podrán explorar mundos de soledad, incomprensión y olvido que los hará reflexionar sobre el perdón humano y lo mucho que a veces le cuesta a este otorgarlo. El lamento del enamorado por un amor no correspondido y el amor que se consume poco a poco, son temas que están muy presentes entre estas páginas. Esta obra muestra la dura infancia a la que tuvo que hacer frente el autor, desenterrando recuerdos de tiempos mejores que fueron ocultándose en su memoria con el paso del tiempo y mostrando los desencantos que este deja a su paso. En ti derramo mi último verso refleja el dolor y la pena de sentir marchitar tus raíces al ver marchar a aquellos que en su momento hicieron de guía en el complicado pero fascinante camino de la vida y dejando a su paso un abrumador silencio que aumenta con cada día de su ausencia. Epílogo de Miguel Ángel González Fernández Prólogo de Mª José Fernández Gil