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En la investigación abierta sobre el origen de la pandemia de la Covid-19, los murciélagos siguen siendo el sospechoso número uno para los virólogos: es muy probable que uno de estos animales fuera el vector de contagio del virus hasta los seres humanos. Sin embargo, los auténticos factores desencadenantes de esta epidemia, sus causas profundas, tienen un carácter humano, demasiado humano: son la deforestación acelerada, el crecimiento de las minas a cielo abierto, el comercio (legal e ilegal) de fauna salvaje y el calentamiento global. En otras palabras: la acción depredadora del capitalismo sobre cada ecosistema y casi cada vida. Desde este punto de vista, Andreas Malm describe con conocimiento, precisión y lucidez los mecanismos por los cuales el capital, en su búsqueda ilimitada de beneficios, nos ha conducido a una situación que, desde la escala microbiana a la atmosférica, impone un riesgo crónico (y fatal si no se ataja de forma rápida y decidida). Y sobre la base de la experiencia sin precedentes que hemos vivido todos de los últimos meses, Malm propone implementar una serie de políticas ecológicas radicales y a gran escala. Por lo demás, el autor nos recuerda que, al menos en el frente climático, no habrá «nueva normalidad», y que las medias decisiones de carácter burocrático no serán en ningún sentido suficientes. Si no queremos vivir en «un planeta febril habitado por gente febril», necesitamos una perspectiva revolucionaria.