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En un país del norte de África sin mencionar, los más débiles, como siempre, sufren por la avaricia de los poderosos. Los primeros, o más bien «las primeras», las abejas de Don1, un apicultor que procura darles lo mejor a quienes considera sus hijas. Los segundos, magnates sin escrúpulos capaces de desestabilizar el país y su ecosistema para imponer su ideología y radicalizar a un pueblo pacífico de modo que sea más manipulable. Con la revolución, la democracia llega y unos pocosse aprovecharán de ella mediante regalos envenenados: ropa, comida y demás enseres a cambio de votos y un cargamento de insectos de otra región que pondrá en jaque las colmenas de Don.L'amas ardent es una fábula política y ecologista, que nos invita a reflexionar sobre nuestro papel en relación a los otros seres vivos y nos acerca al ideal de la colmena que, frente al individualismo, toma fuerza colectiva y se defiende ante quienes gobiernan desde el miedo y la violencia. En ella, vemos reminiscencias a países como el del autor, Túnez, pero también a otros tantos de la zona e incluso a las opresiones universales.«Para mí, el mensaje fundamental es el ecológico. Me parece incluso más importante que el mensaje político. El mundo se desmorona a nuestros pies. La cuestión de si judíos y musulmanes pueden vivir juntos y en armonía es, a mi entender, menos candente que la cuestión de la destrucción del planeta. Nos centramos en el señuelo cuando lo más urgente es otra cosa. Fue Paul Valéry quien dijo que la política es el arte de hacer que la gente pierda el interés por lo que realmente le interesa.2»1 Juego de palabras entre Don Quijote, en quien se inspiró el autor, y en la palabra «don», que podría referirse al don de sí mismo, a su ofrecimiento, o al don de la naturaleza)2 De la entrevista al autor en L'Orient Littéraire (2020-04 / número 166).