Standaard Boekhandel gebruikt cookies en gelijkaardige technologieën om de website goed te laten werken en je een betere surfervaring te bezorgen.
Hieronder kan je kiezen welke cookies je wilt inschakelen:
Technische en functionele cookies
Deze cookies zijn essentieel om de website goed te laten functioneren, en laten je toe om bijvoorbeeld in te loggen. Je kan deze cookies niet uitschakelen.
Analytische cookies
Deze cookies verzamelen anonieme informatie over het gebruik van onze website. Op die manier kunnen we de website beter afstemmen op de behoeften van de gebruikers.
Marketingcookies
Deze cookies delen je gedrag op onze website met externe partijen, zodat je op externe platformen relevantere advertenties van Standaard Boekhandel te zien krijgt.
Je kan maximaal 250 producten tegelijk aan je winkelmandje toevoegen. Verwijdere enkele producten uit je winkelmandje, of splits je bestelling op in meerdere bestellingen.
Suena el teléfono y una noticia demoledora golpea a Aurora desde el otro lado: su padre acaba de fallecer. Tendrá que regresar a su pueblo natal para intentar ponerlo todo el orden, pero los recuerdos la asaltarán a cada paso que dé.El duelo llega con un efecto retardado, silencioso y pesado. Los momentos de su infancia se mezclarán con los desacuerdos que tuvo con su padre y la culpa que siente por haberse alejado hasta llegar a ser casi unos desconocidos. Aurora lo acusa de que su madre les abandonara, de que no consiguiera hacer que se quedara con ellos.Necesita arreglar el funeral lo antes posible para poder volver a su vida, pero su padre escondía un secreto del que nunca la hizo partícipe. Su oficio era el de cerrajero, pero era uno muy especial. Era capaz de crear llaves que daban acceso a recuerdos para revivirlos en primera persona.Los recuerdos pueden ser sanadores y también pueden ser venenosos. Aurora se tendrá que enfrentar a las memorias que fabricó su padre y descubrir los secretos que esconde su familia.El cerrajero habla del duelo y también del valor de los recuerdos. Una alegoría para enfrentar el hueco que deja alguien cuando ya no está.