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Ambrosio de Vico, maestro mayor de la catedral y de las iglesias del arzobispado de Granada, es un claro ejemplo del arquitecto práctico, versátil y eficaz. Hasta hace poco era apenas conocido por la llamada Plataforma de Granada, primer plano general de la ciudad, pero a través de estas páginas podremos recorrer su larguísima trayectoria y valorar su buen oficio y su fundamental aportación. Desde 1572, y hasta su muerte en 1623, desarrolló una gran actividad, interviniendo en edificios y obras tan dispares como la catedral granadina; el Sacromonte en sus inicios a la sombra del arzobispo Pedro de Castro; diseñando en todo o en parte las iglesias de Santa María de la Alhambra, Almuñécar, Motril, Albolote, Atarfe y otras menores de ámbitos rurales; la iglesia de La Mota en Alcalá la Real y otras en ébeda y Baeza, etc. Como responsable y supervisor de todo cuanto dependía del Arzobispado en esos años, trazó retablos, portadas, cajoneras, fuentes y otros variados elementos. Base fundamental para su estudio ha sido la abundante documentación conservada de sus proyectos originales. Sus trazas y dibujos, así como las condiciones de obras, aparte de su interés intrínseco, son las más amplias y mejor conservadas de todos los arquitectos del pasado artístico granadino.