Standaard Boekhandel gebruikt cookies en gelijkaardige technologieën om de website goed te laten werken en je een betere surfervaring te bezorgen.
Hieronder kan je kiezen welke cookies je wilt inschakelen:
Technische en functionele cookies
Deze cookies zijn essentieel om de website goed te laten functioneren, en laten je toe om bijvoorbeeld in te loggen. Je kan deze cookies niet uitschakelen.
Analytische cookies
Deze cookies verzamelen anonieme informatie over het gebruik van onze website. Op die manier kunnen we de website beter afstemmen op de behoeften van de gebruikers.
Marketingcookies
Deze cookies delen je gedrag op onze website met externe partijen, zodat je op externe platformen relevantere advertenties van Standaard Boekhandel te zien krijgt.
Je kan maximaal 250 producten tegelijk aan je winkelmandje toevoegen. Verwijdere enkele producten uit je winkelmandje, of splits je bestelling op in meerdere bestellingen.
Dulce como la seducciónEra una auténtica tortura verla todos los días y no poder tenerla...El chef Kristoffer Rex, más conocido como Kit, era cálido, puro y sencillo, pero estaba fuera del alcance de Sabrina Bliss. Por culpa de una apuesta, Sabrina no podía acostarse con ningún hombre durante un año... a menos que se enamorara. No obstante, gracias a una dieta basada en el chocolate, había conseguido suplir los placeres del sexo.Por alguna razón, Sabrina se negaba a acercarse a él, pero Kit no estaba dispuesto a aceptarlo así como así. Estaba claro que le encantaba el chocolate, de hecho lo comía cada vez que él se le acercaba. Así que tendría que valerse del delicioso manjar para seducirla... y sería una dulce seducción.Algo dulceEl rebelde estaba a punto de encontrar la horma de su zapato...Mackenzie Bliss se alegraba mucho de que su hermana fuera tan feliz, sólo deseaba tener la misma suerte. Por culpa de su apuesta, acababa de abrir una tienda de caramelos, había dejado a su aburrido novio, y se había cortado el pelo. Pero su nuevo yo no estaba preparado para que el amor de adolescencia apareciera en su casa, por eso Mackenzie no supo cómo reaccionar.Devlin Brandt siempre había sido el rebelde del instituto, pero Mackenzie jamás lo había tratado así. Aunque se negara a admitirlo, Devlin siempre había sabido que ella sentía algo por él y él no había querido hacerle daño. Pero ahora Mackenzie era toda una mujer... una mujer de la que le resultaba muy difícil mantenerse alejado, aun sabiendo que eso los metería en un lío pecaminosamente dulce...