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Más allá del testimonio y radiografía de un fascista con voluntad documental, como notas de viaje y asueto, de meditación o de tiento lírico, como apuntes de vida agitada y remansada, estos cuadernos destilan una viveza de observación y una calidad literaria indiscutible. En palabras de Jordi Gracia, responsable del prólogo: «las sorpresas de la lectura política van a ser muy escasas frente a la riqueza de una lectura integral del texto como operación literaria frustrada, abandonada o aplazada para tiempos mejores que ya no iba a vivir. Y ése es el mejor regalo de esta nueva edición de Cuadernos de Rusia: autorizarnos a leer entero al Ridruejo divisionario y fascista y a apreciar por tanto la tensión interna de la prosa, la riqueza descriptiva, los matices estilísticos del paisajista de sensaciones, las analogías con paisajes castellanos o la voluntaria empatía emocional con quienes soportan a la fuerza el paso y la convivencia de las tropas en sus casas y aldeas. Por eso la lectura de este fresco literario de una empresa equivocada ofrece hoy la oportunidad de mancharse con el barro, la nieve pisoteada, la suciedad de la guerra, el drama de los muertos y el dolor de la consunción, y al mismo tiempo asistir a la despedida definitiva de una prolongada juventud.»