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Hijo de un comerciante de Liverpool asentado en la India, el escritor inglés Philip Meadows Taylor, nacido en 1808, publicó su primera obra, Confesiones de un asesino Thug, en 1839. No obstante esta primera entrega, en la que Meadows Taylor utiliza recursos propios de la ficción y de la literatura de aventuras para relatarnos unos poco menos que increíbles, aunque contrastados, hechos reales, su carrera literaria se centró en la novela picaresca de ambientación histórica, con títulos como Tippo Sultan, Ralph Darnell y Seeta, sobre la conquista inglesa de la India y las revueltas de los colonizados. Meadows Taylor ejerció como superintendente de la Policía de Bolarum durante un periodo de tres años de su estancia en la India, cargo que aprovechó para hacer acopio de una excelente documentación para su obra sobre la misteriosa secta de los thugs y sus estrangulamientos rituales. La hermandad de los thugs o phansidars («los que actúan mediante engaños»), cuyos sicarios se ganaban la confianza de sus víctimas antes de asesinarlas, inició sus siniestras acciones a comienzos del siglo XIV inspirándose en la devoción por la diosa Bhowani, o Kali, terrible diosa de la destrucción en el panteón hindú. La vasta organización que llegaron a cimentar fue desmantelada finalmente hacia 1850, gracias a los «arrepentidos», después de haberse cobrado la vida de unas cuarenta mil víctimas anuales durante los últimos tres siglos.