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Existen no uno, sino dos Carlo Gesualdo. El primero, y sin duda el más conocido, es el Gesualdo de la leyenda negra: el músico que asesinó a su primera mujer y a su amante, el autor de unos madrigales tan atestados de disonancias que generaciones de comentaristas creyeron ver en ellos el reflejo dramático de aquel crimen. El cromatismo gesualdiano, tan enigmático e inexplicable para los oídos de la posteridad, se erigía así en paradigma sonoro de una personalidad visionaria y maldita, que siglos atrás había cultivado con profética antelación la emancipación de la disonancia.Sobre el tronco de esta imagen consolidada, a mediados del siglo xx empezó a delinearse de manera progresiva el perfil de un segundo Gesualdo, más en sintonía con la verdad histórica y el marco de su época. La investigación musicológica sentó las bases para separar la leyenda de los hechos comprobados con el objetivo de comprender la motivación real de sus conductas. La monografía de Denis Morrier constituye en este sentido un ejemplar acercamiento a la figura de Gesualdo. Con una admirable mezcla de claridad expositiva, capacidad de síntesis y rigor musicológico, Morrier analiza al hombre y al artista para esclarecer la verdadera personalidad de uno de los más singulares compositores de la Historia de la música. Los casi veinte años transcurridos desde la publicación del libro no han modificado sustancialmente el retrato que se ofrece en estas páginas.