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De Marx a Balzac, de Lenin a Shakespeare, de Zola y H. G. Wells a Conrad, Stalin reunió libros como otros acumulan batallas.Iósif (José) Stalin, figura clave del siglo XX, es recordado como un líder férreo, arquitecto de un régimen que combinó la industrialización forzada con una represión brutal. Sin embargo, detrás del mito del tirano omnipotente se oculta un aspecto poco conocido y profundamente revelador: Stalin fue un lector apasionado, un autodidacta minucioso que reunió una biblioteca personal de más de 20.000 volúmenes. En La biblioteca de Stalin, el historiador Geoffrey Roberts, especialista en historia soviética y autor de obras aclamadas sobre la URSS, ofrece un acceso sin precedentes a la mente del dictador a través de sus libros. A partir de subrayados, anotaciones manuscritas y selecciones temáticas, reconstruye su itinerario intelectual y muestra cómo la lectura fue una herramienta para moldear su ideología, reforzar su poder y afinar su visión del socialismo. Este no es un intento de redimirlo, sino un estudio matizado sobre un lector que concebía los libros, además de como refugio, como instrumentos de control, reflexión y autoridad. Stalin abordaba las páginas como quien libra contiendas: con intención, estrategia y obsesión. ¿Qué nos dicen sus lecturas sobre sus contradicciones internas, su relación con las ideas y su concepción del poder? ¿Cómo se entrelazan la palabra escrita y el terror político? Estas páginas iluminan una dimensión intelectual inesperada del líder soviético y nos invitan a pensar sobre el vínculo ùtan perturbador como fascinanteù entre lectura, ideología y dominación. Una contribución singular a la historiografía contemporánea y una lectura esencial para comprender no solo al dictador, sino al hombre que leía para gobernar. ¿Cómo pudo un lector voraz convertirse en uno de los dictadores más temidos del siglo XX?