Standaard Boekhandel gebruikt cookies en gelijkaardige technologieën om de website goed te laten werken en je een betere surfervaring te bezorgen.
Hieronder kan je kiezen welke cookies je wilt inschakelen:
Technische en functionele cookies
Deze cookies zijn essentieel om de website goed te laten functioneren, en laten je toe om bijvoorbeeld in te loggen. Je kan deze cookies niet uitschakelen.
Analytische cookies
Deze cookies verzamelen anonieme informatie over het gebruik van onze website. Op die manier kunnen we de website beter afstemmen op de behoeften van de gebruikers.
Marketingcookies
Deze cookies delen je gedrag op onze website met externe partijen, zodat je op externe platformen relevantere advertenties van Standaard Boekhandel te zien krijgt.
Je kan maximaal 250 producten tegelijk aan je winkelmandje toevoegen. Verwijdere enkele producten uit je winkelmandje, of splits je bestelling op in meerdere bestellingen.
Besos prohibidos Dawn Atkins Tucker Manning, el hombre más sexy al que Cricket Wilde había conocido en su vida y al que nunca había podido olvidar, ahora era su jefe. Con solo volver a verlo, la profesora de química se moría de ganas de comprobar si entre ellos seguía habiendo la chispa de antes. Pero parecía que se había vuelto un tipo formal, mientras que a ella no había nada que le gustara más que romper las reglas... Un hombre duro Amy J. Fetzer Por mucho que estuviera herido, el marine Rick Wyatt no necesitaba ninguna enfermera, y menos aún a Kate, la esposa de la que se había separado. Tenerla tan cerca, cuidándolo, no hacía más que despertar el recuerdo de todo lo que habían compartido en otro tiempo... en el dormitorio y en el resto de la casa. Kate había acudido a ayudarlo a recuperarse para que pudiera volver al trabajo, ¿por qué entonces no podía dejar de pensar en lo bien que se estaba sin el uniforme? Situación desesperada Heidi Betts Burke Bishop, el soltero más solicitado de Chicago, quería tener un hijo, pero no tenía la menor intención de dejarse atrapar por el matrimonio. Así que la mejor solución era encontrar una madre de alquiler. Y supo que había dado con la mujer perfecta en cuanto conoció a la bella Shannon Moriarty. Por algún motivo desconocido, Shannon aceptó su cuantiosa oferta, aunque le pidió que mantuvieran las cosas en el terreno de los negocios...