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Filomena era una niña que tenía mucha imaginación, tanta que, cuando explicaba alguna cosa, la gente mayor no la entendía porque hablaba de manera diferente y todos se hacían un verdadero lío al oírla... Este libro de relatos breves y sorprendentes, publicado por primera vez en 1977, fue la primera obra de Miquel Obiols quien, con los años, siguió fiel a su estilo transgresor, rebelde y provocador, frente a cierta tendencia paternalista de la literatura infantil, moralista y didáctica. Con la fantasía y la imaginación como ejes creativos, “¡Ay, Filomena, Filomena!” está lleno de ejercicios lingüísticos, caligramas y cabriolas en forma de palabras. innovador y atemporal. Inspirado por Lewis Carroll, Gianni Rodari y las técnicas del grupo OuLiPo (Ouvroir de Littérature Potentielle), el autor construye historias con un ingenio desbordante y un lenguaje sencillo, aunque cuidado y estudiado. El resultado son ocho cuentos sorprendentes que divierten desde el absurdo y el surrealismo. Las vivencias infantiles -mezcladas con la realidad más actual- son el germen de estos mundos fantásticos: desde las palabras filoménicas o las aventuras de los catacaramelos gigantes, hasta las insólitas vacaciones del planeta Tierra o los avatares de un pueblo castigado por el verano, pasando por la drástica solución a una ciudad colapsada por los coches o los trucos para cambiar de cabeza, sin olvidar las peripecias de una familia de muebles humanizados o el espectáculo circense donde un caballo ordena letras al trote. Las ilustraciones sublimes y vanguardistas de Miguel Calatayud son el complemento ideal, por su dimensión simbólica y su peculiar juego geométrico y cromático, paralelo al literario.