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Tenemos que caer rendidos, una vez más, ante esta escritura nada frecuente en las letras actuales: riqueza interior, filosofía de la vida, repertorio de palabras que, a cada tanto, nos maravillan. Sabemos siempre de qué habla Bobin y, sin embargo, con la misma frecuencia nos enfrentamos a lo inesperado de esta escritura honda: «No era una historia. No ocurría nada. Sólo el viento, las brumas satinadas del amanecer, el rastro dorado de las estaciones. Racimos de niebla o de lilas en la esquina de la ventana. Salíamos muy poco, y a menudo para escapar de la ciudad, para ir al campo y mirarnos allí como en un espejo, para ver en los árboles, las hierbas y las aguas el progreso de nuestro amor».1.Contado en su inimitable estilo franco y directo, repleto de anécdotas apasionantes, opiniones contundentes y verdades como puños, este es Guenther en su mejor versión: perspicaz, directo y completamente sin filtro. «He creado más drama que todas las óperas italianas juntas, me he divertido much¡simo, he recorrido más de un millón de kilómetros volando por todo el mundo [...]. En serio, chicos, ¿estáis listos? Va a ser una montaña rusa.» rezuma libertinaje, todas las pistas de Shoe lo llevan hacia un lugar muy peligroso, uno que podr¡a lanzarlo a la fama o acabar con su vida.dido conseguir los Fugger en los arrendamientos de los maestrazgos de Santiago, Calatrava y Alcántara. Estos arrendamientos, que fueron renovando a lo largo de todo el reinado de Felipe II, eran el seguro al que se aferraban los banqueros alemanes para el cobro de sus préstamos y deudas pendientes de antiguos asientos - a 31 de diciembre de 1560 la Corona de Castilla les deb¡a 1.115.924.233 maraved¡s - ya que muchas de las libranzas que la Hacienda Real les entregaba se situaban en esos arrendamientos para ser compensadas con las anualidades a que estaban obligados los Fugger. El juego financiero se desarrollaba entre dos l¡mites; los arrendamientos pod¡an otorgar rentabilidades reducidas a cambio de que los préstamos fuesen altamente lucrativos o bien, por el contrario, préstamos con réditos reducidos a cambio de altas retribuciones en los maestrazgos. A lo largo de todo el reinado de Felipe II los Fugger jamás consiguen una rentabilidad superior al 10 % en sus adelantos a la Corona de Castilla; los arrendamientos de los maestrazgos debieron ser una fuente de sustanciales ingresos para el linaje de los Fugger.