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En los orígenes, el hombre moraba en el Jardín del Edén plácidamente. No le faltaba nada. Su vida era un verdadero vergel colmado de goce y felicidad, se deleitaba con todos los placeres que estaban dispuestos para que los disfrutase, y no debía preocuparse por nada. La única condición que le fue impuesta para conservar ese paraíso perpetuamente era que no comiera del Árbol del Conocimiento del Bien y del Mal. Pero el hombre no logró superar la prueba y por eso fue expulsado del Jardín del Edén. Desde entonces, obtener el sustento ha sido siempre muy difícil. Pero, aun así, también en la actualidad es posible conseguirlo sin sufrimiento, siguiendo los pasos apropiados. Ya que Adán perdió toda la abundancia que le había sido dada a causa de la comida, también en ésta se encuentra la solución. Tal como fue enseñado: «Para quienes son cuidadosos a la hora de recitar la bendición para después de comer pan de manera apropiada, su alimento estará dispuesto todos los días de su vida con honor». Por esta razón, debido a la gran importancia que tiene esta bendición, el rabino Aharón Shlezinger nos enseña los 10 pasos que deben seguirse para recitarla adecuadamente y atraer, así, la abundancia suprema.