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El coleccionismo de moneda y epígrafes antiguos que arranca ya desde el siglo XVI y tiene su culmen en el siglo XIX ha sido la fuente de alimentación principal de todos nuestros museos hasta el siglo XX. Las grandes colecciones iban acreciendo su importancia a medida que absorbían las pequeñas y locales. Muchas de ellas pasaron al Estado gracias a donaciones y compras, incluso las colecciones reales, otras salieron de España por falta de recursos del gobierno. Este es el caso de la gran colección de finales del siglo XIX de Rafael Cervera, quien nos ha dejado en su inventario-manuscrito, hasta ahora inédito, todos los datos de procedencia de cada moneda: el coleccionista a quien se la compra, el territorio donde éste actúa y la descripción de tipos y leyendas de cada pieza. Datos todos ellos importantes para la ciencia numismática, sobre todo al estar formada la colección por piezas excepcionales por su conservación, calidad artística y rareza de tipos o leyendas. Tenemos las monedas de hace 2.300 años de Aníbal, Amílcar, Ampurias, Cádiz, Sagunto, Malacaà Griegos, fenicios, turdetanos, celtíberos, íberos y romanos han dejado información histórica de gran importancia en estas piezas. Esta gran colección, comprada por Archer M. Huntington a principios del siglo XX para el museo que él fundó en Nueva York, The Hispanic Society of America, acaba de ser vendida y dispersada. Gracias a que su custodia estuvo en The American Numismatic Society, donde pudimos identificar la parte de moneda antigua, todos lo datos han podido ser recogidos, catalogados, ilustrados y estudiados de manera acorde con otras colecciones privadas y estatales ya conocidas. Este es el material histórico que aquí presentamos.